jueves, 21 de julio de 2011



REGLAS DE LA FRATERNIDAD FRANCISCANA DE SACERDOTES DIOCESANOS DE VALENCIA








Entre las familias espirituales, suscitadas por el Espíritu Santo en la Iglesia, la familia Francis-cana comprende a todos aquellos miembros del Pueblo de Dios, seglares, religiosos y sacerdotes, que se sienten llamados al seguimiento de Cristo, tras las huellas de San Francisco de Asís. En maneras y formas diversas, pero en recíproca comunión vital, todos ellos se proponen hacer presente el carisma del común Seráfico Padre, en la vida y en la misión de la Iglesia.








1. La Regla y la vida de los sacerdotes diocesanos de esta fraternidad franciscana es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres.








2. Cristo don del amor del Padre, es el Camino hacia El, es la Verdad en la cual nos introduce el Espíritu Santo, es la Vida que El ha venido a traer abundantemente.








3. Los sacerdotes diocesanos de esta fraternidad dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio.








4. Por tanto, los sacerdotes diocesanos de esta fraternidad, busquen la persona de Cristo viviente y operante en los hermanos, en la Sagrada Escritura, en la Iglesia y en las acciones litúrgicas. La fe de San Francisco al dictar estas palabras: "Nada veo corporalmente en este mundo respecto del Altísimo Hijo de Dios, sino su santísimo cuerpo y sangre", sea para ellos la inspiración y camino de su vida eucarística.








5. Sepultados y resucitados con Cristo en el Bautismo, que los hace miembros vivos de la Iglesia, y a ella más estrechamente vinculados por la Profesión, háganse testigo e instrumentos de su misión entre los hombres, anunciando a Cristo con la vida y con la palabra.








6. Inspirados en San Francisco y con él llamados a reconstruir la Iglesia, empéñense en vivir en plena comunión con el Papa, los obispos y los sacerdotes, en abierto y confiado diálogo de creatividad apostólica Como "hermanos de penitencia", en fuerza de su vocación, impulsados por la dinámica del Evangelio, conformen su modo de pensar y de obrar al de Cristo, mendiante un radical cambio interior, que el mismo Evangelio denomina con el nombre de "conversión"; la cual debido a la fragilidad humana, debe actualizarse cada día.








7. En este camino de renovación, el Sacramento de la Reconciliación es signo privilegiado de la misericordia del Padre, y fuente de gracia








8. Como Jesucristo fue el verdadero adorador del Padre, del mismo modo los sacerdotes diocesanos de esta fraternidad hagan del la oración y de la contemplación el alma del propio ser y del propio obrar. Sirvan a la vida sacramental de la Iglesia, especialmente en la Ecuaristía, y celebren la oración litúrgica en la forma propuesta por la misma Iglesia, participen así de los misterios de la vida de Cristo.








9. La Virgen María, humilde sierva del Señor, siempre atenta a su palabra y a todas sus mociones, fue para San Francisco centro de indecible amor, y por él declarada Protectora y Abogada de su familia.








10. Los sacerdotes diocesanos de esta fraternidad den testimonio de su ardiente amor hacia Ella, por la imitación de su disponibilidad incondicional, y en la efusión de una confiada y consciente oración.








11. Asociándose a la obediencia redentora de Jesús, que sometió su voluntad a la del Padre, cumplan fielmente las obligaciones propias de la condición sacerdotal en la Arquidiócesis, y sigan a Cristo, pobre y crucificado, confesándolo en su trabajo y su servicio.








12. Cristo, confiado en el Padre, aún apreciando atenta y amorosamente las realidades creadas, eligió para Sí y para su Madre una vida pobre y humilde; del mismo modo, los sacerdotes diocesanos de esta fraternidad han de buscar en el desapego y en el uso, una justa relación con los bienes terrenos, simplificando las propias exigencias materiales; sean consientes, en conformidad con el Evangelio, de ser administradores de los bienes recibidos, en favor de los hijos de Dios.








13. Así, en el espíritu de las "Bienaventuranzas", esfuërcense en purificar el corazón de toda tendencia y deseo de posesión y de dominio, como "peregrinos y forasteros" en el camino hacia la casa del Padre








14. Testigos de los bienes futuros y comprometidos a vivir, según la vocación que han abrazado, la pureza de corazón, se harán libres, de este modo para el amor de Dios y de los hermanos En el sagrado celibato. De la misma manera que el Padre ve en cada uno de los hombres los rasgos de su Hijo, Primogénito de muchos hermanos, los sacerdotes diocesanos de esta fraternidad acojan a todos los hombres con ánimo humilde y cortés, como don del Señor e imagen de Cristo.








15. El sentido de la fraternidad los hará felices y dispuestos a identificarse con todos los hombres, especialmente con los más humildes, para los cuales se esforzarán en crear condiciones de vida dignas de criaturas redimidas por Cristo.








16. Cumplan de modo competente sus propios deberes sacerdotales con espíritu cristiano de servicio. Estén presentes con el testimonio de su vida apostólica y también con iniciativas eficaces, tanto individuales como comunitarias, en la promoción de la Evangelización, la Adoración y la Alabanza.








17. Vean el trabajo sacerdotal como don de Dios y como participación en la Redención








18. Mensajeros de la perfecta alegría, esfuércense permanen-temente en llevar a los demás el gozo y la esperanza.








19. La fraternidad estará animada por un ministro y dos consejeros, uno de los cuales será tesorero y el otro secretario, elegidos por mayoría simple de los miembros cada tres años.








20. El proceso de incorporación a la Fraternidad comprende el tiempo de iniciación, el período de formación de la Regla. En este itinerario gradual está comprometida toda la Fraternidad, aún con su estilo de vida.








21. La Profesión es, de por sí, un compromiso perpetuo Los hermanos que se encuentren en dificultades particulares, procurarán tratar sus problemas en fraterno diálogo con el Consejo. La separación o definitiva dimisión de la fraternidad si fuere necesaria, es un acto que compete al Consejo de la Fraternidad, en consenso con el Ordinario del lugar.








22. Para estimular la comunión entre los miembros, el Consejo organice reuniones periódicas y encuentros frecuentes, incluso con otros grupos franciscanos, adoptando los medios más adecuados para el crecimiento en la vida franciscana y eclesial, estimulando a todos a la vida de Fraternidad.








23. Esta comunión se prolonga con los hermanos difuntos; así, se ofrecerán sufragios por sus almas








"Y todo el que guarde estas cosas, sea colmado en el cielo de la bendición del altísimo Padre, y sea colmado en la tierra de la bendición del amado Hijo con el Espíritu Santo Paráclito... " (Bendición de San Francisco, del Testamento)

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